En la cervecería existen dos grandes familias de cerveza: Lager y Ale. La diferencia entre ambas familias radica en el proceso de fermentación, y nada tiene que ver la clasificación con el color de la bebida.
La cerveza Ale se fermenta a temperaturas cercanas a los 20 grados centígrados, lo que libera compuestos llamados ésteres que suelen dar un toque frutal a la cerveza.
Por su parte, las cervezas tipo Lager se fermentan en temperaturas por debajo de los 10 grados centígrados, lo que permite un sabor y aroma más neutros y permanecen almacenadas más tiempo. Su estilo más popular es el Pilsner y aunque se asocian con cervezas rubia, las Lager van desde cristalinas hasta obscura.
Hay una tercera familia de cervezas, que son las Lámbicas o espontáneas. Como lo dice su nombre, en estos casos la fermentación es espontánea, por lo que son más “finas” e incluso se pueden añejar, como sucede con el vino.